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Apuntes

1. Jesús después de Jesús

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A día de hoy, tenemos claro que Jesús no fundó la Iglesia. Ni siquiera un dispositivo que institucionalmente sería la base de la Iglesia tal y como la conocemos hoy. Jesús vivío en Israel, fue judío, y pensó en su imagen de Dios "dentro de Israel" y "para Israel", pero no es el fundador de un cisma (división en el seno de una organización). Sin embargo, dentro del judaismo palestino extraordinariamente diverso de la época, Jesús es representante -al igual que lo fue Juan Bautista- de una forma particular de creencia.

La propuesta que representa propone releer la tradición de Israel, optando por una imagen de Dios de perdón y mostrando algunos signos de apertura (bien desarrolados sobretodo después de la resurrección) hacia los paganos, representados en su tiempo por los recaudadores de impuestos y los pescadores. Su intención era la renovación de Israel bajo una visión escatológica (del fin de los tiempos) que estaba dispuesta a acoger todas las respuestas que otras corrientes desaprobaban.

Será solo sobre finales del siglo I cuando hay una conciencia cristiana que es apremiada a tomar una posición autónoma. Sin embargo, en esta época el término cristianismo aún es un anacronismo y solo se puede hablar de grupos de devotos seguidores de Jesús. En este contexto, los cristianos son una corriente dentro del judaísmo que cree que Jesús es un agente escatológico enviado por Dios para la salvación de la humanidad. No es hasta el siglo IV que podemos encontrar una religión institucionalizada a la que podemos llamar cristianismo.

De hecho, no se conoce exactamente como ocurrió la expansión del cristianismo y la formación de la Igleisa. A partir de la información contenida en el Nuevo Testamento, se puede saber que por esas fechas allá donde había una sinagoga había también una comunidad cristiana, que eventualmente sería una comunidad cristiana no judía, pero es difícil trazar el reocrrido de este suceso. En sus primeros momentos, la Iglesia no sería una institución centralizada. Más bien, sería el conjunto estas comunidades, que aún estando dispersas en el espacio compartirían una misma visión y que aceptarían una misma disciplina. La misma palabra griega ekklesia se puede utilizar para definir todo tipo de reuniones: una asamblea política, una asamblea en una sinagoga, etc. Solo será con el tiempo cuando esta palabra se imponga como término privilegiado (en lugar de comunidad, asamblea, reunión, etc.) para designar a la comunidad de seguidores de Jesús.

Por ejemplo, cuando Pablo escribe sus cartas, estas van dirigidas a la ekklesia de Corintio, es decir, a la comunidad de fieles que se encuentra en Corintio.

El Reino de Dios anunciado por Jesús era muy diferente a la nueva Iglesia, fundada entre la muerte de Pablo y el año 150. La figura de Pablo de Tarso es irremplazable, ya que tiene una participa en dar forma al cristianismo tal y como lo conocemos hoy día. El cristianismo que Pablo impulsa viene a ser una discusión intelectual a mediados siglo II en la que las comunidades cristianas, que aún son judías, se alejan de la tradición (ortodoxia?) judía (refutan la ley, no respetan el sabath, critican la circuncisión, no comen kosher, etc.). Paralelamente, esta corriente se desplaza de la figura judía (histórica) de Jesús para dar lugar primero a Cristo, y más tarde a una personalidad propiamente divina.

Conforme el tiempo pasa, en la época del nuevo testamento y después, la presión para alejar al Jesús "terrestre", de carne, judío; ya que esta imagen no es útil para una cristiandad compuesta de gentiles (gente no judía). Surge la necesidad de "espiritualizar" la figura de Jesús, siendo esta la clave del surgimiento del cristianismo: Jesús es Dios. Sin embargo, esta no es una cuestión trivial y su aceptación no es inmediata. De hecho, este es el motivo de discusión principal durante los siglos IV y V. ¿Era Jesús Dios? ¿Era Jesús el hijo de Dios? Las principales posturas querían decantarse de forma radical, ya fuera por su divinidad o por su humanidad. Finalmente, el cristianismo las aceptó ambas en un dualismo de misteriosa naturaleza.

La crucifixión de Jesús tomó desprevenidos a los apóstoles, que veían en Jesús el comienzo de una nueva era, que el fin de los tiempos sería el triunfo de un nuevo mundo. Hay que tener en cuenta que la crucifixión es un castigo aplicado a esclavos fugitivos, ni si quiera es propio de hombres libres. Para una persona judío, aceptar a un mesías crucificado era una aberración. El grupo de seguidores se reconstituyó tras la aparición de Jesús. En el Evangelio según Lucas, se dice que los apóstoles encontraron una solución a su problema -a la pérdida de esperanza tras la muerte de Jesús-, que aunque no se sabe en qué consistió exactamente, se interpreta que hubo un resurgimiento de la esperanza entre sus seguidores, aunque fuera una esperanza diferente a la primera -una nueva era tras el fin de los tiempos-. Todo apunta a que algo ocurrió -los creyentes lo denominan resurrección, otros una "experiencia religiosa"-, que propució ese reagrupamiento. Pero en lugar de uno, es posible que fueran varios reagrupamientos, ya que diferentes tradiciones ubican las "apariciones" en lugares diferentes (Galilea y Jerusalén, por ejemplo). Además, la naturaleza de la resurrección no es compartida por todos los apóstoles: en su primera carta a los Corintios, Pablo apunta a una resurrección más espiritual (soma pneumatikon, el cuerpo espiritual), dando a entender que el cuerpo resucitado no está hecho de carne y sangre. Sin embargo, en la tradición evangélica (Lucas y Juan), la realidad corpórea del resucitado cobra una importancia fundamental, con expresiones como "tocó mi mano", haciendo hincapié en que el cuerpo que resucitó era de carne y hueso. En el Evangelio de Mateo, cuando se narra la aparición de Jesús a sus discípulos en la montaña, el texto dice "pero algunos dudaron". Puede ser una escenificación del contexto de la época, en la que no toda la comunidad estaba convencida por la realidad de la resurrección.

Aunque es imposible describir los hechos tal y como ocurrieron por aquella época, el punto a destacar es que el cristianismo es constituido por este evento.

Otra cosa importante es que este evento distancia a Pedro del resto de discípulos, ya que al ser el primero en ver a Jesús resucitado se lo otorga una cierta autoridad, de tal forma que se convierte en el sucesor de Jesús y el lider de la comunidad cristiana. Esto, unido al célebre versículo también del Evangelio de Mateo en que Jesús le dice a Pedro Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo. Sin embargo, posiblemente Pedro sería una figura más bien símbolica que de autoridad dentro de estas comunidades cristianas, en las que no habría un claro líder (es decir, sucesor de Jesús).

2. Jacobo, hermano de Jesús

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